URGENCIAS
Ya es un poco más de un mes desde que despertó Troya aquí en Chile, así que tengo muchas cosas que decir. Había comenzado a escribir este post hace algunas semanas, porque había tenido una pausa obligada dentro de la rutina debido a una Licencia Médica. Decidí que iba a escribir cuando estaba ahí en la clínica mirando el techo de Urgencias, y por eso le puse este título. El enfoque del escrito era otro, pero es interesante que si bien cambié el encuadre de lo que escribiría, para olvidar mi situación personal y relatar mi situación país, aun así el título sigue quedando bien.
Esperar un diagnóstico siempre te ordena un poco la vida, te hace querer más a los que quieres y hacer que tiemble el bolsillo. Es increíble que en un estado de salud preocupante, una de las prioridades que más ocupan la mente sea el dinero que te costará la aguja que te están inyectando y los exámenes que te están haciendo, ese pensamiento tiene escondido una realidad muy cruel. Y es una de las muchas realidades por las que pasa Chile en este momento,los costos de la salud son carísimos, fuera de foco, y a veces inalcanzables. Sobretodo para una estudiante de pedagogía, que se la lleva entre una práctica universitaria que no es remunerada, las últimas materias disciplinares de su carrera y un trabajo temporal que a penas le permite cargar la tarjeta de transporte por su cuenta.
Aunque yo no estaba pagando, me dolía cada segundo dentro de la clínica. Y entonces caí en cuenta que nunca había deseado tanto terminar la carrera como en este punto de mi vida, para estar igual de sumergida en el sistema como lo estoy ahora, pero que me paguen por ello. Vivir para trabajar, trabajar para pagar, pagar para vivir.
Mi Urgencia era algo sencillo, y aunque fueron bastantes las lucas, hubieron las suficientes para solucionarlo, pero no es la realidad de muchos. Efectívamente la Salud privada no es la única opción, también existen Centros de Salud Familiar y Hospitales Públicos, pero estos atraviesan otras verdades muy duras. Obtener una atención inmediata es prácticamente imposible, y muchas enfermedades nunca son atendidas, incluso provocando la muerte de aquellos que las padecen. Los insumos no son los adecuados y no son los suficientes, imposibilitando la atención inmediata así como a largo plazo, permitiendo que personas que no tienen los recursos necesarios para atenderse en Salud privada esperen semanas, meses e incluso años, para recibir diagnósticos desesperanzadores o para finalmente ni siquiera alcanzar a recibirlos.
Hablar de mi realidad es representativo, en cuanto a la realidad que otros miles de chilenos viven, que quizás no alcanzan a tener la suerte de mi Historia.
Vengo de una familia de Clase Media; Papá, mamá y 4 hijos. Soy la segunda, con un hermano mayor y 2 hermanos menores. Desde que tengo uso de razón que recuerdo a mi papá mirarme a los ojos y decirme que no él no podría pagarme la universidad, así como no podría pagar los estudios superiores de ninguno de mis tres hermanos. Crecí con ese discurso, que refleja una fuerte realidad nacional, aunque solo es un alcance representativo de crueldad, existiendo quienes ni siquiera tienen acceso a la educación básica. De hecho, poniéndome la camiseta en cuanto a mi carrera en particular, hay quienes ni siquiera tienen el derecho para educación inicial digna ni de calidad, generando secuelas dentro de los primeros 6 años de vida, las cuales quedan para toda la vida. Las profesiones universitarias tienen un costo inalcanzable para cualquier familia en el 90% de la población chilena. La educación contribuye al progreso, pero no hay progreso si no acceso a la Educación, y así, es un círculo vicioso de nunca acabar. Actualmente mi carrera Universitaria tiene un costo mensual superior al sueldo mínimo fijado por nuestro país. Soy una estudiante de una Universidad Privada que financia su carrera con una Beca de arancel al 100%, desde que ingresé a la Educación superior en el 2015. A veces pensarlo me marea un poco, efectivamente, sin la Beca Vocación de profesor yo no podría haber ingresado a la Universidad, aunque tuve un desempeño de esfuerzo en la prueba de admisión, no habría tenido los medios financieros.
Específicamente obtuve una beca que beneficia a quienes estudian pedagogía, si hubiera elegido cualquier otra carrera no hubiera podido entrar a estudiar, a menos que… aquí viene la otra mala noticia, y se vienen muchas más. Existe una nada maravillosa opción, que es similar a vender tu alma al diablo; lo que todos conocen muy bien, el crédito con aval del estado, al cual puedes optar como una solución momentánea. Pero tristemente, terminarás pagando mucho más del costo inicial de la carrera, estando amarrado a años y años de deuda. No es una exageración y los chilenos lo saben; tengo una amiga que terminó de estudiar a los 25 años y seguirá pagando cuando tenga más de 40, tres veces lo que costaba originalmente su profesión, y está lleno de casos como ella.
Mientras estaba en el curso de mi carrera recién en Chile se logró la gratuidad de los colegios que anteriormente eran medianamente subvencionados por el estado, y se empezó a hablar de la posibilidad de Gratuidad en la Educación Superior, siendo este un beneficio al que pueden acceder algunos estudiantes. Trabajé en Elige Educar y actualmente trabajo en Admisión de la Universidad Diego Portales, así que conozco muy bien como es el formulario de ingreso a los beneficios del Estado para las Universidades, ya sea en pedagogía o en cualquiera de las carreras que se quieran cursar. Este posiciona a los individuos dentro de un Decil socioeconómico, el cual dependerá de la suma de los sueldos que haya en un grupo familiar. Se calcula un promedio de dinero por cada integrante de la familia, lo cual te asigna un monto específico, para acceder a la gratuidad actualmente en Chile el monto individual debe ser mucho menor a un sueldo mínimo.
Mi papá se desempeñó en muchos trabajos durante su vida; como contador, vendedor, bodeguero, mueblista, etc. Sin embargo cualquiera de las ocupaciones en que escogió implicaba mucho sacrificio, tal como cualquier trabajador que se encuentra bajo las directrices de un empleador. Desde niña le vi tener más de un empleo, caminar para ahorrar algunos pasajes de micro y ocupar los mismos zapatos por mucho tiempo, con el objetivo que que nosotros pudiéramos tener zapatos. Mi papá fue uno de los cuantos millones de proveedores familiares que tuvo que hacer extra sacrificios diarios para llevar el sustento al hogar, volviendo a casa muy tarde y haciendo malabares para llegar a fin de mes. Porque tal como escuché hace algún tiempo en un programa de televisión “éramos muy pobres para el banco, pero muy ricos para el estado”, lo que quiere decir que si bien no habían grandes ingresos... como estos eran apretadamente suficientes para sobrevivir, no recibimos ningún beneficio del estado.
La casa en donde vivíamos era un regalo que había dejado mi abuela al morir, por lo que el tener una vivienda sin la necesidad de endeudarnos, verdaderamente fue un privilegio, derecho que lamentablemente en nuestro país no todos tienen. En mi caso, como cualquier joven promedio, tendría que endeudarme por al menos unos 25 años para optar a una casa propia de unos 60 metros cuadrados. Eso sí, primero tendría que terminar mi carrera y tener un sueldo fijo que supere ampliamente el mínimo, para acreditar que tengo como pagar la vivienda a la cual estoy accediendo. Por mientras, el panorama único es arrendar un lugar al que den alcance las lucas, tirando dinero a un saco roto por mientras puedo iniciar el camino a seguir tirando dinero, pero esta vez a un saco con profundidad de unos 25 años.
Si fuéramos sumando, podríamos darnos cuenta que según lo mencionado, una persona fácilmente a los 30 años podría tener simultáneamente deudas por haberse educado, deudas por optar a una vivienda, más las cuentas excesivamente altas de los recursos como luz y agua, sin contar los privilegios de internet y telefonía. Además, si quisiera tener un vehículo, tendría que pagar una cantidad abrupta de dinero por mantenerlo y por ocupar las autopistas, que en Chile son todas privatizadas. Esto imaginando que no se presentara ninguna enfermedad fuera de lo presupuestado, porque si fuera necesario algún tratamiento en cualquier rama de la salud, este significaría probablemente una deuda más a la lista de requisitos para vivir. Efectivamente, no pagamos por respirar porque por fortuna no han privatizado el oxígeno, pero mejor ni mencionarlo como una idea.
Las deudas se extienden por algunos años, y las jubilaciones llegan para seguir el cuento miserable. Siendo un tercio del sueldo mínimo, irrisorio, pensando que la tercera edad es la etapa de la vida en que más están presente las enfermedades que requieren medicamentos costosos. Es por esto que en Chile no es difícil ver a personas sumamente mayores desempeñarse en labores desgastantes, porque lo necesitan para sobrevivir, ya que ellos, que han trabajado toda su vida, y han pagado contribuciones al estado, no reciben lo necesario para solventar lo básico.
Todo esto es solo un ejemplo de las problemática social que envuelve a nuestro país; sin detenerme en la Colusión Empresarial, la Calidad y el lucro de la Educación, privatización de los recursos naturales, la cesantía o la delincuencia. Además de todas las precariedades condicionadas por la pobreza y la desigualdad, producto de una legislación que promueve que los pobres sigan siendo pobres, y los ricos puedan seguir enriqueciéndose. Actualmente nos regimos por una constitución elaborada en tiempo de Dictadura, y todo lo que ha ocurrido en estas semanas es una lamentable muestra de aquello que se habló en ese periodo, a pesar de que actualmente nos encontramos en democracia.
Violencia tras violencia, injusticia tras injusticia. Manifestaciones violentas que provocan soluciones parche, manifestaciones pacíficas que son ridiculizadas y apropiadas por quienes no están verdaderamente conscientes de los cambios sociales que se necesitan. Una vez más salen los gobernantes, en algún canal de televisión que ya no tiene credibilidad, repitiendo un discurso sumamente incoherente, que es una burla para quienes diariamente somos conscientes de que ninguno de los proyectos en marcha son una solución real para lo que se busca cambiar.
En la frase de que Chile despertó se haya la esperanza de que todo pueda ser diferente, no alterado medianamente, si no que totalmente diferente. Sé que hay muchas historias como la mía, y otras mucho más desafortunadas, verdaderamente la mía es privilegiada. Como profesora en formación he tenido experiencias prácticas conociendo muchas de esas realidades. Sé que hay quienes no han visto una realidad como la mía, sin embargo al parecer a ellos “enseñaron secretos que a ti no”, y a mi tampoco.
No se puede regresar a una normalidad que nunca ha existido. Verdaderamente esto es más que una Urgencia, con la firme esperanza en un mundo mejor, que no solo empieza en las paredes de un hogar, también en un vecindario, también en una sala de clases, también en un país oprimido por 30 años. Este no es otro fin de mes sin novedad. En Octubre empezó el cambio, en Octubre en Chile, partimos haciendo Historia.
Al fin se dan aires de una nueva Constitución, y nace la perseverancia por cambios que vendrán. Vamos a decir que si a un nuevo futuro, vamos a decir que no a que la dignidad sea un privilegio.
S A L U 2
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