AMOR EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS



Creo que ni en la mente más creativa este año traía una pandemia para nuestro planeta. Los chilenos le  teníamos un miedito a marzo, no sabíamos si el efecto de la crisis social sería más paralizador que en octubre pasado, todo era posible. Finalmente llegó en marzo algo más impredecible, que se veía venir desde el otro lado del mundo pero que ha tenido sus propias consecuencias nacionales e individuales. Ciertamente ha traído pérdidas lamentables y significativas, las cuales no son indiferente para nadie. 
Junto con todas esos efectos colaterales de la paralización momentánea en la que se encuentra la vida, se vieron modificados totalmente los planes de este año, hasta ahora mi graduación del diploma de astronomía, la cato campeón y mi matrimonio con el venezolano que actualmente es mi esposo. Esperemos que a estos sucesos radicalmente postergados o dados vuelta, no se sume mi egreso universitario, pero mejor no hablemos de eso, dejemos lo triste para otro post.  
Preparar un matrimonio no es nada fácil, o si no preguntenle al Eneivel como me enamoré y odie la misma idea dependiendo del día. Nos dimos mil vueltas en escoger la fecha, el lugar, si todo el mismo día o todo separado, el diseño de la invitación, la lista de invitados, el lugar de la luna de miel, si iba a usar el mismo vestido el día del civil o el día del templo. Cómo será de anecdótica la vida, que finalmente nos terminamos casando el mismo día que nos avisaron que nos íbamos a casar, así tal cual, he aquí el cómo sucedió. 
Fui ingenua en pensar que para nuestra fecha acordada todo estaría tranqui. Estaba ahí en el trabajo matriculando universitarios nuevitos (que por cierto, no alcanzaron a ir ni un día de clases), cuando de repente empiezan a haber conversaciones entre las mesas de a lado, rumores de que se estaban cancelando los eventos masivos. Al principio dije; bueeeno pero si mi matrimonio claramente tiene menos invitados que Lollapalooza (ni que fuera la kardashian), no creo que necesitemos suspenderlo. Los días iban avanzando y cada vez iban reduciendo el límite de personas reunidas, y ahí caí en cuenta todo de golpe; la fiesta no iba a poder ser, y todavía no terminábamos ni de entregar las muy discutidas invitaciones, de las cuales tenemos más de la mitad guardadas en nuestro dormitorio. 
Mi papá fue el primero en advertirlo, y obvio me enojé con él, porque aunque siempre tenga predicciones acertadas, tiene que haber esa bronca cuando me dicen algo que ya se (tomando mi papel como fuerza de roce). Luego lo conversamos con Eneivel y llegamos a la inevitable pregunta, ¿Qué vamos a hacer? escuchamos muchas cosas, que ya no eran tan rumores; que sus padres no iban a poder viajar de Venezuela, que la fiesta no iba a poder llevarse a cabo, que el pick de contagio sería en mayo y que probablemente reprogramaran nuestra fecha en el civil, además de que cerrarían los templos en algunas semanas más. Nos miramos y lo supimos, y ya lo sabíamos de antes, que no queríamos retrasar el unir nuestras vidas, y debíamos intentar hacerlo antes de que el registro civil y el templo ya no estuviera a nuestro alcance, era muy difícil pero debíamos intentarlo. 
Así que partimos hacia el registro civil el día después de que decidimos adelantar nuestros planes, el jueves 19 de marzo. Mis padres nos acompañaron porque intentaríamos preguntar en varios lugares, partiendo por el registro civil de Cerro navia, lugar en el que vivimos, pero en que no habíamos reservado la hora original. Llegamos allá y el panorama fue desalentador, no nos quisieron recibir y a través de la reja nos dijeron que era imposible. Nos subimos al auto medios desanimados y nos dirigimos al registro civil de Quinta Normal, donde teníamos fecha reservada para el 15 de mayo. Y aquí se vino lo bueno. 
Explicamos que queríamos hablar con quien oficia los matrimonios, para poder hacerle una pregunta. Debido a la contingencia nos hicieron esperar afuera, y habían unos recién casados elegantísimos, sacándose fotos y en compañía de algunos invitados, igualmente tirando pinta (ellos sí que estaban viviendo su propia boda al estilo kardashian). Los hicieron pasar, y cuando ya todos los elegantísimos se fueron, nos dejaron pasar a nosotros (los que iban a mendigar el adelanto). Ahí estuvimos sentados delante del oficiante, explicándole toda nuestra historia, y que queríamos casarnos lo antes posible que consiguieramos un cupo. Nos miró medio dudoso, sin haber pronunciado palabra en nuestra explicación, y solo hizo una pregunta; ¿Se quieren casar ahora? Nos miramos con Eneivel y tartamudeando dijimos; si. Y así fue como nos casamos ese mismo 19 de marzo, vestidos de Jeans y polera. 




Literal, jeans y polera

Resulta que la pareja elegantísima que habíamos visto era de origen Haitiano, que necesitaban a alguien que les sirviera de intérprete, y el amigo que habían traído (por mucha pinta que tirara) no tenía su documento al día, por lo que no pudieron realizar la ceremonia. Mientras ellos solucionaban su problema se dio el tiempo para que nos atendieran, mis padres fueron los dos testigos que necesitábamos y con nada más que nuestra fe, salimos de ese registro civil siendo un matrimonio por las leyes terrenales.




Llegamos a la casa y comimos sushi, no podíamos creer que estábamos casados. Llamamos al templo y pedimos una hora para el martes, pero ese mismo día en la noche vino la pregunta ¿Y si cierran el templo antes del martes?. La contingencia nacional iba palpándose minuto a minuto, los contagiados subían y las probabilidades de ir cerrando todo iban aumentando. El viernes fue el día decisivo, mi abuela terminó mi vestido de novia y conseguimos una hora para el sellamiento el día sábado, y así fue, nos sellamos el 21 de marzo. 





Detalles como el maquillaje, el peinado, las flores, lo que comimos, la mini luna de miel, todo lo que había sido acordado con exhaustividad rompió el esquema, pero fue mejor que cualquier cosa que hubiéramos imaginado. No puedo describir el sentimiento de estar allí, dentro del templo, después de haber hecho tantas cosas imprevistas, en los últimos 2 días. Estábamos allí adentro en un lugar sagrado, y nos acompañaban solo 7 personas, fue una experiencia milagrosa; la de saber que Dios acomodó nuestras expectativas, nos condujo hacia un camino seguro y finalmente hizo posibles nuestros esfuerzos. Sabemos que cada suceso milagroso tiene su origen en nuestro amado padre celestial, nosotros solo tuvimos que creer.


Afuera nos pudieron acompañar un poco más de 7 personas

Al pasar de los días fuimos comprendiendo todos los pequeños sucesos increíbles que dieron lugar a hacer realidad el más profundo deseo de nuestro corazón. Al día siguiente de nuestro sellamiento en el templo recibimos la noticia de su cierre momentáneo, y no pudimos sentirnos más que agradecidos; de las muchas personas que incluso sin saberlo significaron una contribución para que pudiéramos unir nuestras vidas. Agradecidos de los padres de Eneivel que nos dieron su amor en la distancia, y que nos acompañaron en todo el proceso. Agradecidos a mis padres, que estuvieron dispuestos a apoyarnos en cada contratiempo. Agradecidos de nuestro fotógrafo apañador que recibió nuestro mensaje de: hola, nos casamos en el templo mañana, puedes acompañarnos? y que dejó todo para estar allí. Agradecidos de todas las manifestaciones de amor y de todas las personas que han compartido esta felicidad con nosotros. 


Los suegris a la distancia



Mis padres a todo terreno


Gracias especiales a Karen, Leonor, mi mamá y mi abuela, que me ayudaron a lucir así 



Eneivel y yo nos encontramos en momentos inesperados de nuestras vidas, en medio de turbulencias y con decisiones importantes en rumbo. Aún recuerdo nuestra primera conversación profunda, donde contamos los planes lejanos de formar una familia en algunos años, y así, no alcanzó a pasar ni la mitad de uno. No tuvo que pasar mucho tiempo para que lo supiéramos, aunque sí hubo mucho esfuerzo para que pudiéramos construir las decisiones que hemos tomado. Verdaderamente hemos recibido ayuda divina para poder unir nuestras vidas, para que desde Venezuela pudiera llegar a Chile y nos conocieramos un domingo hablando de arepas. Se ha vuelto mi compañero constante, en mis temores y mis más profundos sueños, en las experiencias cotidianas y en experiencias sublimes como lo ha sido nuestro matrimonio. Él ennoblece mi vida y le ha dado vida a mis días. Sabemos que no existen las medias naranjas, pero nos sentimos felices al esforzarnos diariamente por encajar como si lo fuéramos, porque sabemos en el fondo de nuestro corazón que hemos escogido a quien amamos y que amar a quien hemos escogido es algo que disfrutaremos por toda la eternidad.


Siempre supe que te encontraría, y que cuando lo hiciera, sería para siempre .


Esta es la historia de nuestros muchos milagros y sabemos, que Dios estuvo detrás de cada uno. Él tomo nuestros esfuerzos humanos y nos condujo a lo que no habríamos logrado por nosotros mismos. Estos tiempos son para que busquemos esos milagros, sé que están allí. 


SALU2

Comentarios

  1. Me pasó igual! Aun no podemos ir al Templo eso si, y tenemos todas las celebraciones pendientes. Pero estamos juntos, casados y felices! Todo pasa por algo. Felicidadeees!!

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    1. es increible el poder priorizar lo esencial y recibir las bendiciones por ello. Felicitaciones a ustedes por su unión también, a esperar que se abran los templos <3. Cariños .

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  2. Me encantó, tienes mucho talento Natalia

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  3. Que bella historia Naty me emocioné al leer cada palabra que escribiste quien hubiese imaginado que todo lo que estabas planeando tendrías que dejarlo para tomar un maravillosa decisión de casarte con el amor de tu vida te felicito por esta gran decisión

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  4. Muchas gracias por los lindos deseos, es una bendición compartir nuestra felicidad a través de nuestra historia ☺️

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  5. Yo me casé así, con no mas de 10 familiares presentes en la ceremonia civil y solo mi esposo y yo en el templo. Le pedimos a unos desconocidos que fueran testigos del sellamiento y sabes, al final fue lo mejor, llevamos 7 años de casados ;)

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    1. Que poderosa experiencia debió haber sido! Una unión especial y eterna. Gracias por compartirlo, cariños <3

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  6. ¿Crees que es importante la edad para casarse? Es decir, mi novio y yo estamos muy enamorados y ha pasado un año desde que nos conocemos. Yo tengo 20 y el 24.

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